Síndrome del cuidador, la enfermedad del que cuida

Cuando la enfermedad irrumpe en nuestras vidas, desestabiliza, produce un importante impacto en la persona que la padece, pero también en su entorno. Si además la enfermedad tiene un curso largo y resulta incapacitante se requiere de una figura que permanezca al lado del paciente, cuidándole, apoyándole. Esa figura se denomina cuidador principal. Suele ser una mujer, de mediana edad, familiar directo del afectado (madre, hija, esposa), que trata de compaginar el cuidado de su familiar con el resto de sus responsabilidades y que, cuando la enfermedad se prolonga en el tiempo, no es extraño que desarrolle el llamado síndrome del cuidador.

El síndrome del cuidador se caracteriza por el agotamiento físico y psíquico de ese cuidador, al tener que afrontar una situación que le consume gran parte de su tiempo y energía. Poco a poco, el cuidador se va responsabilizando por completo de la vida del afectado, perdiendo su independencia y desatendiéndose a sí mismo, abandonando sus aficiones, su tiempo de ocio y su proyecto vital. Y, poco a poco, el cuidador va cayendo en el agotamiento físico, mental y emocional. El primer síntoma de esta situación suele ser aislarse de amigos, familiares y otras personas queridas perdiendo el interés por las actividades con las que antes disfrutaba. El cuidador se agota, se presenta irritable o tiene importantes cambios de humor, sintiéndose triste sin esperanza y desamparado lo que puede derivar en cuadros de estrés y depresión.

Aparecen alteraciones en el apetito y en el peso, pudiendo darse conductas de consumo abusivas de alcohol o de tabaco. Son frecuentes las alteraciones del sueño y los problemas de atención y memoria. El cuadro puede derivar en problemas laborales o de aislamiento social, e incluso, en deseos de hacerse daño a uno mismo o hacérselo a la otra persona.

Es el agotamiento físico y mental que produce la tarea de cuidar lo que lleva a este síndrome del cuidador. Los cuidadores se centran tanto en el enfermo que descuidan su propia salud física, mental y emocional, asumen toda la responsabilidad del cuidado imponiéndose cargas irrazonables y queriendo tenerlo todo bajo control, lo que puede llegar a ser muy frustrante cuando no se consigue. Es necesario que los cuidadores principales tengan expectativas realistas con respecto al curso y pronóstico de la enfermedad y que sean capaces de introducir la tarea de cuidar en sus vidas sin permitir que ésta desplace al resto de actividades vitales convirtiéndose en la única.

Es necesario que se cuide al cuidador ya que, si no cuidamos al cuidador, ¿quién va a cuidar al enfermo?

 

 



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