La visión en un Mandala.

La visión es el resultado de los sueños puestos en acción. Se diferencia de los sueños en que la visión moviliza, inspira y alienta a la acción creando una imagen de futuro. Supone una declaración de lo que queremos y motiva para conseguirlo. Los sueños enfocan hacia  la visión y la visión hacia el objetivo. Definir la visión permite trazar el plan de acción que conduce hacia el objetivo y el coaching ofrece herramientas para hacerlo, una de ellas es la elaboración de un Mandala.

El Mandala permite al coachee responder a las preguntas ¿quién soy?, ¿a dónde voy? y ¿con qué o con quién? Se trata de un collage, dividido en cuatro cuadrantes donde el coachee representa su visión, el objetivo, el punto dónde quiere llegar; los aprendizajes que debe realizar en el camino; los lastres que necesita dejar atrás y los lugares o personas de los que obtendrá la energía necesaria para realizar ese camino.

La primera vez que me puse ante un Mandala me lo presentaron como una potente herramienta de visualización. No quise saber nada más, quise presentarme “limpia de conocimientos”, aunque no de juicios, de expectativas, ante mi Mandala. Tenía una cartulina blanca, un montón de revistas, tijeras, pegamento y unas instrucciones previas: son cuatro cuadrantes; superior izquierdo: visión en tres años, superior derecho: aprendizajes, inferior izquierdo: lastres, trabas, retos, e inferior derecho: energía; ese era mi mapa mental. Comencé a ojear revistas y, no sin dificultad, seleccioné algunas fotos, hubo una que me llamo la atención pero no la cogí. Continúe ojeando, seleccioné unas cuantas más, de nuevo llamó mi atención una foto que representaba lo mismo que la que había dejado pasar, de nuevo, no la seleccione. Comencé a construir mi Mandala con las fotos que tenía; al observar el resultado me pareció sincero aunque incompleto, la cartulina estaba llena de espacios en blanco. Llevaba mucho tiempo construyendo mi Mandala, necesitaba un descanso y un café, ya habría tiempo de completar esos espacios en blancos. Después del café, más despejada, y junto con mi coach, pasee por mi Mandala, saltaba de cuadrante a cuadrante rellenando con palabras los espacios en blanco, dibujando en mi mente lo que no había encontrado en las revistas, construyendo mi visión, la que me acercaría a mi objetivo. Colgué mi Mandala donde pudiera verlo, donde me pudiera guiar. Desde entonces se ha ido perfilando mi visión, se han ido rellenando los huecos en blanco de la cartulina. Y desde entonces, hay algo en lo que no puedo dejar de pensar, en la foto que deje pasar dos veces, ¿será por qué nada escapa a un Mandala?

y recuerda…

“Todo empieza por un sueño.

Suéñalo y podrás lograrlo.”

Walt Disney.



Pin It on Pinterest

Share This