El jefe Coach

El actual ámbito organizacional dinámico y cambiante, hace necesario que los gerentes sean percibidos como apoyos y no como amenazas, como el coach de sus empleados. Este jefe coach requiere de importantes cualidades: empatía, integridad, desapego y, en ocasiones,  paciencia para introducir los cambios, puesto  que puede encontrase con reticencias, ya que, un estilo directivo basado en el coaching requiere mayor responsabilidad personal por parte de los empleados.

Los estilos de gestión actuales de mueven en un continuo en el que en un extremo el control lo ostenta el jefe y en el otro lo delega por completo en el empleado apareciendo los siguientes:

ORDENA: resulta atractivo pues además de ser rápido y sencillo otorga sensación de control al que ordena. En realidad consigue herir o desalentar a los subordinados cuya opinión no tiene espacio para ser expresada. Se cumplen las órdenes en presencia del jefe pero ante su ausencia aparecen el resentimiento, el bajo rendimiento e incluso el sabotaje. Además exige que se recuerden a la perfección las órdenes.

PERSUADE: el jefe presenta su buena idea e intenta convencer a los subordinados de lo fantástica que es. Los subordinados no lo desafían, sonríen complacientes y llevan a cabo sus instrucciones sin presentar su opinión.

DEBATE: el jefe escucha e incluso sigue a los subordinados. Como se escuchan todas las propuestas el debate democrático puede consumir mucho tiempo y dar lugar a la indecisión.

ABDICA: El jefe otorga al subordinado libertad de elección, ha abdicado su responsabilidad pero tiene la última palabra y el subordinado puede no desempeñar bien la tarea si desconoce aspectos de la misma. Puede que el subordinado asuma la tarea por obligación no por decisión propia con lo que su responsabilidad personal y motivación interna serán bajas.

EL JEFE COACH.

El coaching combina características de los dos extremos y evita los riesgos. La tarea del gerente es conseguir que el trabajo se realice y además desarrollar las capacidades del personal. El jefe coach pregunta a los subordinados cómo resolverían ellos la tarea, y luego escucha sus respuestas conociendo así el plan de acción y el razonamiento que lo ha llevado a él. Como el diálogo y la relación que se establecen en el coaching no son amenazantes y ofrecen apoyo, la conducta no se modifica en ausencia del jefe. El jefe coach tiene un control real y el subordinado una responsabilidad real. En palabras de John Whitmore, “se trata de un estilo de liderazgo en el que la jerarquía da paso al apoyo, la culpa cede ante la evaluación honesta y la motivación externa se ve sustituida por la interna; las barreras protectoras caen a medida que se construyen equipos, el cambio ya no se teme, sino que es bienvenido, y satisfacer al jefe se convierte en complacer al cliente. La reserva y la censura se transforman en apertura y honestidad; la presión laboral, en reto y las reacciones de apagafuegos a corto plazo dejan paso al pensamiento estratégico y a largo plazo.”

Bibliografía:

Whitmore, J. Coaching el método para mejorar el rendimiento de las personas. Ed paidós. Barcelona 2009.



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